Todo el mundo busca una relación perfecta a la hora de encontrar
pareja, cada persona, hombre o mujer, tiene una idea diferente sobre lo que es
una relación perfecta. En un consenso general, una relación perfecta es ésa en que
la pareja vive en armonía, feliz y sin problemas. Pero individualmente esta
definición puede ser mucho más amplia y puede entrar en conflicto con la
definición del otro.
¿Por qué tener una relación
perfecta?
Tal vez buscar una relación perfecta sea un error
cometido por la mayoría de las parejas. Es importante recordar que nadie es
perfecto. Entonces ¿Cómo tener un la relación perfecta?
No la tengas. Las personas son diferentes, ni tú ni tu
pareja son perfectos, entonces la relación de los dos con certeza no lo va a
ser, acepta los defectos e intenta reparar aquellos defectos muy rudos, entender
los defectos del otro te ayudará a mejorarlos y recuerda que nadie, ni nada es perfecto. Necesitamos aprender que vivir
es estar con la cabeza en las nubes, pero con los pies en la tierra, la cabeza
generalmente busca la relación perfecta, los pies en la tierra recuerdan que
las cosas no son así.
La relación perfecta no existe ¿Y
ahora?
Si eres consciente de que las personas pueden errar, que tu
relación no siempre va a ser como quieres y que son personas diferentes,
empezarás a percibir que una relación puede no ser perfecta, pero puede
seguramente funcionar bien para siempre. Una relación sana y amistad combinados
con madurez e interés son suficientes para una relación perfecta dentro de sus
innumerables imperfecciones en el proceso de encontrar
pareja.
A partir del momento en que cada uno da su mejor esfuerzo
dentro de una relación, la pareja comienza a crecer junta y a desarrollar algo
serio y estable. Felicidad, estabilidad y buena convivencia no significan
perfección, pero pueden significar algo mucho más grande: amor. Una relación no
debe ser guiada por metas a cumplir, nunca debemos relacionarnos con alguien
por pre-requisitos o queriendo marcar puntos específicos en una relación para
alcanzar la perfección. Deja que la cosa fluya, que la relación camine en sus
propios pasos y se desarrolle.
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